Saturday, January 28, 2017

Nuestra ignorancia

Nos veo luchando contra lo inevitable, consumiendo cada segundo de nuestras vidas intentando lo que seguramente no podra ser.
Nos entretenemos en peleas ficticias, diagramadas por otros tan torpes como nosotros, cuya distracción es distraernos.
Rodamos por el barro de las mentiras televisadas, de las medias verdades, de la dialectica que no busca descubrir la verdad sino de una falsa victoria momentanea, que condena al ganador a la ignorancia y la derrota final.
Estamos tan encajados en un sistema que nos debilita que no nos damos cuenta de que nuestros miedos lo alimentan, como en esas películas donde los monstruos crecen cuando se intenta combatirlos.
El combate real es la busqueda del sentido. Ni siquiera de la felicidad, como es entendida en nuestro día a día, moldeado por la (in)cultura de los medios, por la tiranía de la información sobre el conocimiento, por el mandato del consumo que nos consume.
La felicidad planteada como un comercial de cerveza, como un spot publicitario donde el humor es el motor de todo, donde todo va a salir bien si reimos lo suficiente.
Nos espera la muerte al final del recorrido. Eso es lo real.
Pero vivimos como si no fuera así. Nos embrollamos en fantasías ajenas que enriquecen (aún cuando esa riqueza será carcel para quien la obtenga) a unos pocos mientras todos tiramos como mulas de una rueda gigante que sostiene a los cachafaces que entendieron algo antes que los demás: somos domesticables.
La búsqueda de las "libertades" en las que nos embarcamos, no mueven el amperímetro del sistema de poder. Todos seguiremos alimentando al monstruo, pero vestidos de hombre, mujer o perro. Casados con una mujer, un hombre o una gallina, pero dentro del circuito de no cuestionar la mas grande estafa: que necesitamos ser parte de algo mas grande que nosotros mismos.
Ese miedo a la individualidad, a la libertad es la ultima barrera a cruzar para finalmente poder ser.
Lo que entendemos por existencia es una minuscula fracción del potencial del humano como ser de evolucion.
La busqueda del sentido fue lo que elevó a los grandes seres que habitaron la tierra, dejando tras de si un surco  por el cual muchos intentamos transitar, comprendiendo lo imposible o intentando darle un sentido al oscuro y frio universo que nos rodea.
Quien haya dejado tras de si una enseñanza que le haya permitido al que vino después, un tránsito superior por el embravecido océano de la experiencia humana, ha encontrado el sentido.
Quizás fue un puente, quizás una filosofía, quizás una técnica de cultivo o la cura a una enfermedad.
Hubieron, hay y habrán seres de gran calado, como un gigantesco rompehielos y algunos veleros o incluso canoas que abren un pequeño canal por donde pase solo uno por un breve lapso, pero en esa apertura hacia el encuentro de su propio sentido, aseguró no haber pasado en vano por la tragedia del vivir.
El mundo es tragedia y sufrimiento en algún momento para todos: quienes nos aman, sin duda partirán, o quizas nos toque a nosotros dejarlos a ellos. Nuestro cuerpo se descompondrá y nuestra juventud nos abandonará un día. Es el recorrido de la naturaleza para nosotros y para todo ser vivo.
Que hay después o que hubo antes, sólo podemos suponerlo o desearlo, en tal caso, lo único que existe es el hoy.
Nuestros planes pueden desaparecer en un pestañeo, y aún así, creemos necesitarlos.
Quizás el único plan u objetivo que debemos perseguir sea la búsqueda de la máxima expresión de nuestros propios potenciales, arriesgándolo todo cada vez que podamos hasta que, de acuerdo a nuestras elecciones, nuestra propia búsqueda nos lleve a querer preservarnos o desaparecer como una llamarada.

Friday, October 14, 2016

Lucía

Espero cada viernes con ansias, me gusta el final de la semana, la alegría de sentir que tengo dos días para descansar, desconectarme y hacer un poco de nada. Comer, tomarme una birra (o dos), dormir una siesta (o dos) y así.
Cuando llega el viernes pongo algo gracioso en el face, como para celebrar. Pero esta semana no. Lo puse y lo borré. Hace unas semanas di de baja el cable y empecé a tratar de leer menos los diarios. Las noticias están, a mi entender, diseñadas para mantenernos en un estado de miedo continuo, de ansiedad e insatisfacción, con la consecuencia de hacernos desconfiar del futuro, del otro y de a poco ir desgastando los lazos de solidaridad, confianza y amor que nos permitirían una vida mas simple, sin necesidad de tanto consumo y diferenciación. Con menos, pero con mas.
Es una decisión de vida que considero un contrapeso necesario para la vida en el paradigma capitalista y citadino.
Pero hoy se me ocurrió leer el diario y me encontré con Lucía. Lo había visto, pero lo que leí de pasada era tan fuerte, tan horrendo, que tuve que pausar para poder continuar con una semana muy fuerte en lo personal, para dedicarme a resolver mis propios quilombos. Pero hoy no pude postergar esa lectura, lo tuve que hacer.
Desde que el hombre es hombre, nos vemos, como raza, dentro de una lucha de luz y oscuridad. El mundo, según muchas religiones y creencias, es un espacio de esa lucha, de ese combate entre fuerzas opuestas.
Agradezco cada día, el estar rodeado de buenas personas, de gente de bien que (como escribí también hace poquito) busca ganarse la vida, busca pasar buenos momentos, dar una mano y existir sin buscar mas que eso. 
Pero aparece lo indecible y cuestiona todo, porque ese es su fin. El Mal se presenta para hacernos dudar del Bien, para llevarnos para su lado, para arrastrarnos a la mugre, a la miseria, el miedo y la furia.
Y es entendible que eso suceda.
El desafío es que hacemos con esto que nos pasa después. Como sigue nuestra vida.
Imagino a la pequeña, literalmente muriendo de dolor y el fuego y la furia y la violencia me invaden. Pienso en su familia, en sus amigos, en la gente cercana y se que no puedo mensurar el daño que dejó por siempre en ellos y posiblemente en sus futuros hijos: los miedos, la rabia, lo roto.
Mientras escribo esto, tengo un nudo indesatable en la garganta. Estoy en mi trabajo, con los ojos llorosos y posiblemente me tenga que ir a dar una vuelta.
Pienso en venganzas imposibles, en que hacer con los monstruos que aparecen a recordarnos que también eso es parte de la naturaleza humana. Por supuesto que no son animales, el animal nunca daña por placer. No son aliens. Son la escoria de la sociedad, lo torcido, lo perverso. Son el Mal.
Hay quienes, dentro de las sociedades, son los encargados de lidiar con eso. Son los que fueron a limpiar Fukushima, esos que van a dejar la piel y el alma para que la radioactividad no llegue a mas personas. Ellos están preparados para lidiar con eso (que ni siquiera puedo poder en palabras).
Los sistemas son imperfectos y darán respuestas imperfectas. Nunca quedaremos satisfechos, aún cuando pudiéramos hacerlos pasar por lo mismo, porque no sería lo mismo hacérselos a ellos que a una nena de 16 años. No es lo mismo romper un vaso que está roto que uno que está sano. 
Como hacemos para seguir?
Habrá algunos que decidsan manisfestarse, congregarse a pedir algunos cambios en las leyes, en la aplicación, algunos pedirán pena de muerte, otros, no...
Mas allá de lo externo, creo que, además, es imprescindible curarnos, sanar las heridas que algo así nos hace a todos en el alma.
Es por eso que creo que haciendo un gran esfuerzo, es en estos momentos en los que debemos recordar el Bien, rememorar lo bueno, las buenas personas y sus buenas acciones. Recordar la risa y aprovechar que es Octubre y oler los jazmines. Tomar un jugo, una Coca. Comer un pedazo de torta. Y mientras hacemos todo esto, desearle paz y sosiego al espíritu de Lucía, a su familia, amigos y a nosotros mismos. Y seguir creyendo y seguir concentrándonos en hacer lo mejor posible, en no joderle la vida al otro, en trabajar la compasión y recordar que la compasión completa empieza por nosotros mismos. 
Y quienes jueguen un rol activo en el diseño y aplicación de las leyes, deberán hacer lo suyo.
No es mucho, pero es mucho mas que nada. 
El Mal no va a ganar, a menos que nos demos por vencidos. Vamos a tener que procesar esto como parte del desequilibrio en el que vivimos y usarlo como alimento para redoblar el esfuerzo de construir un mundo mejor desde nuestro lugar. 
Les deseo un lindo finde. No nos olvidemos de Lucía ni de todas las personas que sufren día a día en nuestro mundo. 

Paz.

Saturday, July 2, 2016

The "L" train

Bajo al subte en Union Square, juntadero de locos, si lo hay.
Dos chicas iguales van de la mano, ambas preciosas con sendos afros. Me da preguntarme si de tan lindas, se habrán enamorado de sí mismas.
Otra chica tiene tatuadas en blanco y negro una serie de verduras (una cebolla, un brocoli, una zanahoria, un tomate,también veo un ananá pero no detecto otras frutas...quizás sea una receta?
En la estación un baterista se manda el solo de su vida con tachos de pintura y un saxofonista lo acompaña con fuerza. Temo por sus pulmones.
Llega el subte.
La chica de las verduras se sube conmigo. Un tipo lungo como los que solo hay acá, queda al lado mío. Se come las uñas y como es tan alto sus manos quedan a la altura de mis ojos y veo el brillo de la baba en los dedos y la imperfección de la mordida, como un serrucho.
Dos chicas están sentadas charlando animadamente de lo cool que quedan las verduras en la piel. Una de ellas me hace acordar a una amiga de la infancia a quien no vi más y se me antoja pensar que así debe lucir ahora. Quedo colgado en ese loop hasta que me doy cuenta que del otro lado parezco bastante jerop, porque la chica se cierra un escote que no escondía mucho, y que hasta ese momento, no había detectado.
Un poco avergonzado miro hacia otro lado y me encuentro con un moreno con dreads negros que terminan en un amarillo furioso, usando unos auriculares rosa fluo con luces audio rítmicas a modo de vincha, al lado de otra morena de unos 130 kilos con el pelo azul.
Llego a mi parada, la chica de las verduras baja conmigo. Me encantaría pedirle tomar una foto de su brazo, pero, con el recuerdo fresco de la chica pensando que era un degenerado, prefiero quedarme con las ganas. En realidad sé que tampoco me estoy perdiendo de tanto, al fin y al cabo, esto es NY.

La Gran Belleza

Tengo que agarrar el F a Brooklyn
Este no me lo tomo mucho. Tengo un poco de estrés porque la reunión es importante y me da miedo pifiarle al tren. 
No sería la primera vez, por cierto! 
Está lloviendo, me meto en la estación, bajo unas escaleras infinitas y escucho una canción que de tan hermosa, me baja las revoluciones automáticamente. 
No llego a ver de dónde sale la melodía, busco un equipo de música, algún parlante, pero no: es una mujer sentada, cantando con una voz que viene de otro mundo.
Me hace el bien.
Siento un poco de pena porque ya viene el tren y sé que a esta reunión no puedo llegar tarde, entonces me acerco, le pongo un par de dólares en una latita, ella se lleva la mano al corazón y me agradece mientras sigue cantando.
Me hubiera quedado escuchándola todo el día.
Subo al F (luego sabré que en la dirección correcta) y le robo una fotito desde mi asiento. Ella sigue cantando. Otros quizás también se hayan tranquilizado con su voz.
Hay belleza oculta en los lugares más insólitos.
Ahora sé que todo va a salir bien, me lo regaló la mujer que cantaba.

Primavera en Greenpoint

Es una cálida noche primaveral en Greenpoint.
Mis amigos me llevan a una fiesta de sus amigos en un departamento antiguo, con molduras doradas en los techos, muebles reciclados, sillones chesterfield y pisos que son rústicos tablones de madera. Todo exuda buen gusto. El anfitrión, dueño del edificio entero, es un ex-modelo de una marca de alta costura, de mas está decir que su buenmozismo es muy superior al promedio: un inglés alto, rubio, quijada cuadrada, que habla fluidamente varios idiomas, que irá cambiando, dependiendo del invitado, ya que en esos 100 metros cuadrados estamos reunidos seres de los mas diversos orígenes.
El Argentino interior se enciende y me dice al oído
;”A este le salieron todos los números: millonario, fachero, divertido”. Me olvide de agregar que es el dueño del boliche de música electrónica más cool de Brooklyn. Te hace sentir que te conoce de toda la vida en un segundo y aunque se droga más que Charly, me da la sensación que eso es lo que mantiene todo lo demas en equilibrio.
Debe ser difícil que te salgan todas juntas.
La convocatoria es aparentemente variopinta, pero en realidad es homogénea en su base: en esta ciudad todos son artistas, Dj’s, modelos, creatives, dueños de grandes imperios en algún lugar que no es este. Es muy difícil saber quien está del otro lado.
Al estar en constante ebullición, se produce una mezcla da productos unícos, algunos rarísimos y valiosos, otros, sencillamente deformidades sin mas valor que ese.
Entre tanto título verdadero y potencial, uno encuentra una constante: todos aquí vinieron por algo. En busca de una oportunidad. Están bailando por un sueño. La mayoría son atrevidos, gente que se destaca de alguna manera: por su belleza, por su inteligencia, por su suerte o por su voracidad.
New York no perdona.
Se me antoja pensar en ella como en una emperatriz: es implacable, pero a la vez esta ciudad puede concederte tu deseo, por mas loco e inverosímil que sea.
Será como dicen, que esta construida sobre una variedad de roca rarísima, un tipo de cuarzo que altera la energía?
A los que venimos de visita, el tiempo se nos escabulle entre los dedos. Nunca alcanza, no importan lo bien que lo organices. Se va, se fue.
Empiezo a dar vueltas por el lugar. A muchos ya los conozco de tantas veces de haber venido, me saludan, los saludo. Nunca sabré sus nombres, calculo que ellos tampoco, pero que importa.
Yo estoy acá para contar una historia.
Si, nunca me termino de meter en la fiesta. Nunca supe el porqué y me pesaba. Con los años descubrí que lo que yo realmente disfruto es pararme a un costado a observar.
Mis interacciones son cortas, porque en realidad no quiero perderme de nada.
En una fiesta, puedo ser un embole. Pero al menos descubrí la razón, así que me pongo a deambular.
Me cruzo a un falso Ragnar Lothbrok californiano que causa estragos entre las verdaderas vikingas, tres suecas que insisten en atribuirle un suequismo que el gentilmente declina, diciendo “pero yo soy de California”.
No hay caso.
Las sueca mas atrevida le tira de la barba mientras dice "look at that depth".
Todos entendimos, el lenguaje del morbo es universal, my dear.
En la casa abundan las sustancias: mdma, coca, adderall, lo que quieras.
La gente ríe fuerte y todos hablan con todos.
Delante mío, una pantera negra: una modelo brasileña que parece un androide diseñado para el sexo.
Es una explosion en la sala. Camina tan segura de si, que genera niveles preocupantes de calentura en hombres mujeres y muebles.
La música parece cortarse, pero siempre sigue sonando. Todos nos recuperamos al unísono de lo que parecía un espejismo.
Acto seguido, una finlandesa que supo tener mejores días (hoy es solo un 10), desparrama sus piernas ligeramente mas largas que yo parado dentro de un mini short escandaloso. Apuro el ultimo trago de cerveza. Entre la pantera y las piernas, siento que necesito algo mas fuerte.
Una española parecida a Rosi Pérez se abre paso a fuerza de simpatía, su esfuerzo es meritorio.
La competencia es feroz.
Un hotelero inglés, de ascendencia iraní da vueltas, con un aura de suficiencia monetaria que magnetiza a algunas. Se le arma un remolino de remoras. Se ve que está acostumbrado. Las baraja con habilidad.
Un filipino de sombrero acaba de sacarse la lotería: la pantera decidió que se lo va a comer.
Pasa con una sonrisa que es digna de una foto.
Se le alinearon los planetas sexuales.
Sigo dando vueltas y me asombra la escasez de calvos. Sólo hay otro en toda la fiesta y lleva sombrero.
El promedio de altura es 1,80 el mas petiso (salvo el hotelero y el Filipino ganador de la lotería, lo que me hace pensar en el valor relativo de la altura en el hombre).
Otro Adonis, cuenta su vida en un barco: Las Baleares, Grecia, Cerdeña. Además, tiene muy Buena onda.
Que bronca. Sigo caminando.
Durante la fiesta se desarrollan hermandades de baño, gente con aspiraciones comunes. Se soluciona el mundo en una conversación circular.
Escaleras que suben, escaleras que bajan. Al final de la noche, estarán en el mismo lugar.
.
Suizos, suecos, sudafricanos, singapurenses.
La noche ya me están empachando. No logro cerrar la canilla de los estímulos.
De repente, me encuentro de nuevo con mi amigo, escuchando a una iluminada que cuenta una historia sin pies ni cabeza, convencida de estar abriéndonos a un gran conocimiento.
La cocaína tiene eso: es engañosa.
Cuando termina su parlamento, hacemos un segundo de silencio para recuperarnos.
"D", un maestro del pensamiento lateral, me espeta esta genialidad: "Lo que pasa, es que a esta piba los cimientos se los hicieron con pochoclo, con pó-choclo hermano".
Estallo.
La cosa sigue y sigue, las escaleras bajan y suben.
Los lazos químicos se afianzan y yo tengo sueño.
Saludo y me voy.
Bajo las escaleras. La noche no puede ser mas linda.
Elijo ir por Kent, al lado del río.
Un viento que viene del Hudson atrae melodías a medida que camino.
La gente celebra que está viva.
Miles de historias se entrecruzan cada noche en esta ciudad.
Deben estar sucediendo las cosas mas increíbles, mas bizarras, mas, mas, mas...
Yo, por mi parte me voy pensando, como siempre, en lo loco que es todo, desde respirar hasta amar.
Esta ciudad me hace eso.
Y es que si nos ponemos a pensarlo un minuto todo es un milagro, somos un milagro.
Aunque no lo sepamos.
Buenas noches.

?

Por un momento, el hombre sin brazos y el guitarrista de tango, conversan en la unión de los vagones, donde nadie puede oírlos, sobre las novedades del día en el subte. Se saludan y cada uno sigue, uno cantando y tocando con sus brazos, el otro pidiendo, sin los suyos.
Me quedaré todo el día tratando de comprender el orden de las cosas, seguramente, sin éxito.

Estambul

Esta es la realidad que hemos creado. Posiblemente, ninguno de nosotros se siente responsable del estado del mundo. Es dificil y abstracto, y a la vez, es una carga que ninguno puede llevar sobre sus hombros. Sería absurdo pretender solucionar los problemas que se han ido construyendo a través de siglos, quizás milenios, (quien sabe), en este pequeño rato que nos toca transitar la vida.
Pero hoy hice un ejercicio, que no empecé con ninguna intención. Sencillamente sucedió, y como todas aquellas cosas que nos cambian, tomó sentido por si misma.
Hoy decidí saludar a desconocidos. Entablar pequeños diálogos.
Que poco parece esto frente a un horror tremendo e incomprensible. Pero, al reconocer la humanidad del otro, del desconocido, uno se conecta en un plano de realidad. Aquel otro deja de ser una imagen, deja el silencio en nuestra mente y en nuestro corazón.
Hoy saludé a dos personas nuevas. No parece gran cosa, pero a mi me cambiaron el día, me cambiaron la vibración. Desde mi espacio, desde mi tiempo, hice un poco mas que nada para que la realidad fuese diferente.
Si ese otro pudo conectarse conmigo, quizás se haya abierto también a charlar con un extraño, que después de esa charla, es un poco menos extraño que antes. Es mas humano, es mas un par.
Una buena acción es mucho mas que mil buenas intenciones.
Yo creo en el poder de la oración, pero creo que la oración debe ir acompañada de acción.
Quizás hoy sea el día de decidir hacer algo para acercarnos.
Un gesto amable le puede cambiar la vida a quien en ese momento había decidido que todo estaba perdido.
Quizás, tu gesto amable, desarme una idea horrible, gestándose en la soledad de ese desconocido, a quien hoy decidiste saludar.