Betty
Betty
“Las cosas tienen su tiempo”, me indica Betty, viéndome
correr como un loco para todos lados, tratando de resolver lo que no se podía
resolver.
Betty trabaja conmigo hace unos 10 años, siempre sonriente,
de paso veloz y mirada inquieta. Una mujer buena.
Esta mujer, cada día se levanta al alba, sin importar el
clima, las ganas o el cansancio.
Un tren y dos colectivos, se toma Betty.
Dos horas de ida, dos horas de vuelta.
Mas de un tercio de su vida despierta se va en viajes.
Ella sabe que el tiempo que toma, es el tiempo que ha de
tomar.
Ni un minuto mas, ni un minuto menos.
A Betty se le murió un hijo.
Un joven de 25 o 26 años.
Tuvo un accidente de tránsito, la ambulancia no llegó a
tiempo y se le murió.
“Las cosas tienen su tiempo”, me dice y a mi se me aflojan
las rodillas, porque ella sabe que no
hay nada que hacer, mas que esperar y aceptar, que lo que tenga que pasar,
pasará.
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